miércoles, 6 de agosto de 2008

OAXACA

Lo que ocurre en el estado de Oaxaca, no es sino un resultado más del analfabetismo político que ha caracterizado a la actual clase dirigente del país, que llegó al poder mediante una bien tramada campaña mercadotécnica, pero, con una total ignorancia de lo que significa la política como el arte del bien gobernar.

Oaxaca, no lo olvidemos, es uno de los estados más pobres de la federación. Sus índices de desarrollo tienen grandes déficits en comparación con las demás entidades de la República. Por esa situación que se ha hecho endémica a través de los años, los oaxaqueños deberían tener una atención prioritaria de todos sus problemas por parte de los tres niveles de gobierno que se suceden uno tras otro, sin que se vea un resultado positivo de sus gestiones.

No es de extrañar entonces que, aunado a lo anterior, se sumen ahora otros ingredientes alimentados eficazmente por los conflictos postelectorales que vive el país y, por lo mismo, la señorial ciudad de Oaxaca, se vea ocupada por los maestros de la sección 22 del SNTE, y por otros diversos grupos y facciones como la APPO, que enarbolando banderas de liberación y justicia social, con la exigencia de la renuncia del gobernador constitucional del estado Ulises Ruiz Ortiz, han liquidado, casi totalmente, las actividades económicas de esa capital estatal e impuesto un virtual estado de sitio donde el orden jurídico es un cero a la izquierda, con graves consecuencias que, inclusive, ya han costado vidas humanas.

Y mientras tal acontece, el Senado de la República se hace el occiso para resolver la desaparición de poderes y el gobierno federal permanece a la expectativa, aduciendo que el conflicto oaxaqueño deberá solucionarse por la vía del diálogo, ignorando que la radicalización de las fuerzas que lo alientan y lo sostienen impedirán que así suceda porque han surgido nuevos intereses y varios de sus protagonistas no cederán en sus posiciones si no obtienen un buen dividendo de su supuesta lucha.

Por eso, es una lástima que el presidente Fox, y su secretario de Gobernación, no entiendan que la política es la ciencia del orden de la polis (ciudad, Estado) y que nada escapa a la órbita de su influencia, pues tener una vivienda digna es política; tener trabajo es política; poder mantener una familia es política; poder hablar libremente es política, ya que el arte de gobernar que es la política no es algo de lo que el hombre pueda desprenderse, porque siempre vivimos bajo formas sociales de organización que deben respetarse pues de lo contrario se caería en la anarquía.

Si el actual gobierno verdaderamente se precia de serlo, debe acometer, cuanto antes, la solución al conflicto de Oaxaca, apoyándose en el estado de derecho y, sobre todo, asumiendo con entereza la responsabilidad a que los obligan los cargos que ocupan, dejándose de frivolidades y de excusas inútiles como aquello de: "Y yo por qué".

El Sol de Acapulco
20 de octubre de 2006

No hay comentarios: